domingo, 8 de septiembre de 2013

“Los ojos se frotan con los codos"

Esto es lo que me decía una madre en la consulta que un conocido oftalmólogo de Santa Cruz le decía cuando era niña y que ella repetía a su hijo… Ciertamente esa manía que tienen muchos niños y algunos adultos perpetúa y agrava un gran número de enfermedades oculares entre las que destacan sobre todo la conjuntivitis alérgica y el temido queratocono.

La conjuntivitis alérgica será motivo de otro artículo, porque hoy nos centraremos en el queratocono, ya que representa una de las patologías corneales degenerativas más frecuentes en nuestro medio. Se calcula que en nuestra isla existirán en torno a quinientos pacientes sin diagnosticar. Esta enfermedad se caracteriza por la aparición de una deformidad progresiva (ectasia) a nivel de la estructura corneal (nuestra lente externa) debido a una debilidad congénita.



La sospecha de padecer queratocono se establece cuando una persona joven con astigmatismo elevado  y miopía en sus gafas no consigue con éstas una buena visión, con necesidad de graduación frecuente y constante. Estos síntomas está demostrado que se agravan con el frotamiento ocular reiterado.

Esta enfermedad en estadíos avanzados puede producir ceguera legal a pesar de los medios habituales para su corrección (gafas, lentes de contacto). En estos estadíos la práctica clásica hasta ahora indicaba la realización de un trasplante de córnea, con el consiguiente trastorno al paciente y el gasto sanitario que supone, pero la aparición de nuevas técnicas han demostrado, en aquellos casos indicados, que su realización detiene la progresión de este proceso degenerativo, evitando en un alto porcentaje de pacientes la realización de trasplantes, y mejorando la calidad visual y la tolerancia de otros tratamientos, como las lentes de contacto. 

En concreto una de esas técnicas, el implante de anillos intracorneales, se lleva realizando desde hace años con excelente resultado para detener y estabilizar la enfermedad. Se trata de segmentos circulares fabricados en material biocompatible que estabilizan la córnea por su efecto estructural y regularizan el astigmatismo.

Si se indican correctamente y se realizan con la técnica adecuada el porcentaje de complicaciones asociado es mínimo. En nuestra isla ya disponemos tanto en centros públicos cono privados con la experiencia necesaria para su utilización.




En conclusión, acude a tu oftalmólogo si eres de los que te frotas los ojos con frecuencia, o has observado este comportamiento en tu hijo, para que en la consulta podamos detectar el origen del problema y podamos orientarte con los consejos y el tratamiento necesario.

Y no olvides lo de los codos… 



Dr. Javier Rodríguez Martín
* Médico Especialista en Oftalmología. Hospital Universitario de Canarias.

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